Como siempre, gracias a Isabel San Pedro, mi profesora en la U.P.
La tela la había comprado el año pasado en una de mis excursiones a Pontejos en Madrid. Quería hacer un camisón fresquito para ponerme en casa cuando en el verano aprieta el calor.
Para adornarlo un poco, hice dos yoyós que siempre alegran en cualquier prenda.